Restaurante Valentín

Restaurante Valentín, el refugio del cliente exigente
Restaurante Valentín
Restaurante Valentín
22 Septiembre, 2023
Curro Lucas

Lo primero que llama la atención al entrar en Restaurante Valentín es la vitrina siempre rebosante de moluscos bivalvos y hielo: ostras, escupiñas, concha fina, berberechos, almejas, navajas, mejillones, zamburiñas… El pescado y el marisco fresco son los principales argumentos de este veterano local de Almería, pero no los únicos. 

En Almería, hablar del restaurante Valentín es hablar de una institución del buen comer. Su clientela es exigente y fiel. Aquí encuentran pescados y mariscos frescos, pero también cocina tradicional y alguna propuesta de influencia internacional en virtud de las tendencias actuales.

cigalas

Está ubicado en una calle peatonal en el centro de Almería, muy cerca de algunos de los principales hoteles de la ciudad. Aún así, el turista solo suma el 30% de su clientela total. Su público, eminentemente local, tiene un poder adquisitivo medio/alto, busca materia prima de buena calidad y un servicio atento y conocedor de la oferta del restaurante. Son clientes exigentes, pero también fieles, ya que reservan mesa con frecuencia.

Como la carta es bastante extensa puede generar meditaciones eternas. Si uno visita este clásico almeriense por primera vez, debería optar por las quisquillas, la gamba roja o el pulpo seco. También son buenas opciones los pescados frescos que aportan las lonjas locales, que según mercado y temporada, van cambiando: gallopedros, lechas, pargos, brecas, lubinas, rubios… Los excelentes tomates y hortalizas de los invernaderos de la zona también forman parte de algunos de sus platos imprescindibles.

Tienen un buen número de adeptos otros platos como los callos de bacalao, los arroces tradicionales, el timbal de foie y calabacín con huevos rotos o las zamburiñas salteadas con gulas y manzanilla.

timbal de foie

C/ Tenor Iribarne, 19
Almería Almería
España

Influencias internacionales

El ceviche de corvina es de los mejores que puedes encontrar en Almería. Tiene mucho que ver con el origen del jefe de cocina, Jorge Trelles (1984), que es de Lima (Perú). Lleva 16 años en el restaurante, los últimos 10 al frente de los fogones. Trelles se formó en el Instituto Gastronómico D’Gallia en Perú. Después de trabajar en varios restaurantes de su país natal y de Estados Unidos, acabó en España fruto de un convenio de colaboración entre los ministerios de Asuntos Exteriores de ambos países.

wok

Jorge se siente cómodo tanto en la cocina clásica como en la más innovadora. Aunque confiesa que le gusta “salir de lo habitual y mezclar ingredientes raros” a veces le desanima que una parte de los almerienses buscan “el sota, caballo, rey” de siempre. Ejemplos de esos platos más audaces son las ortiguillas de mar que sirve con sashimi de atún y una salsa tártara-peruana o las kokotxas al pil pil con salsa de ostras. La influencia de la cocina china en la peruana se aprecia en algunas de sus recetas y en cierta predilección personal que tiene este cocinero por el uso del wok. El risotto oriental con presa ibérica o el wok de verduras con atún dejan ver ese patrón culinario.

risotto oriental

Desde 1987

Los orígenes del restaurante se remontan al año 1987. Lo abrió el tío del actual propietario, Valentín Montes Tijeras (1964). La ubicación actual es de 1998 ya que anteriormente estaba en otro local de la misma calle Tenor Iribarne. Después de más de tres décadas, restaurante Valentín sobrevive a todo: crisis económicas, al modelo de tapa gratis de la ciudad y hasta a una pandemia. ¿Cómo lo consiguen? Según su propietario “trabajando igual” que hace 35 años, con una “propuesta variada y actualizada a los tiempos”, siempre poniendo al cliente, que “cada vez es más exigente”, en el centro.

Si algo preocupa a Valentín Montes de cara al futuro es la huida de los almerienses del centro de la ciudad. Cada vez hay más locales comerciales vacíos por falta de rentabilidad. Sin profundizar en las causas, el hostelero no entiende cómo “antes venía mucha más gente al centro sin ser tan atractivo como ahora”. A su juicio “hay que hacer algo urgentemente para conseguir que la gente vuelva a pasar tiempo en el centro” y quizás “la clave está en peatonalizar” más calles.

En cuanto al local, desde la reforma que acometieron hace una década, restaurante Valentín se divide en tres zonas: terraza, taberna y restaurante. La terraza y la taberna, más informales, están pensadas para raciones, platos compartidos y tapas en mesas altas. En los salones del restaurante se respira un ambiente más clásico con mesas bajas y gruesos manteles blancos. También tiene espacios reservados para reuniones. 

En resumen, apostar por restaurante Valentín en Almería es garantía de acierto. Es el refugio del cliente exigente en Almería capital.

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