La Bassa

La Bassa de Ventalló: un pasadizo a la felicidad
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10 Septiembre, 2021
Anna Mas
Con un jardín magnífico en medio del Empordà, el restaurante ofrece sabrosos platos de fusión entre Cataluña, Líbano y Venezuela, y una carta de cócteles de autor al atardecer

Ventalló es un bonito pueblo del Alt Empordà que tiene una pequeña joya escondida entre sus calles. Bueno, “escondida” para algunos, porque son muchas las personas que desde hace años conocen el restaurante La Bassa y han pasado en él veladas inolvidables las noches de verano... Es un lugar mágico que lleva funcionando 35 años. Los que viven o veranean en Ventalló o sus alrededores, sea gente mayor o gente joven, tienen su pequeña historia en La Bassa; incluso Terenci Moix y Rosa Maria Sardà iban a menudo a tomar copas (o "de juerga", como se decía antes). 

El hecho es que en La Bassa todo tiene un encanto especial. Para llegar, hay que pasar por un pequeño y estrecho pasadizo, una especie de túnel que al final te lleva directamente a la felicidad: un jardín extraordinario, aislado del mundo, donde parece que el tiempo se detiene. Un espacio rodeado de hiedras con pequeños e íntimos rincones, con una decoración cuidada hasta el último detalle, con mesas y sillas diferentes, lucecitas al atardecer y un cielo claro, del Empordà. 

Jardín La Bassa

El propietario de La Bassa es, desde hace poco más de tres meses, Rico Ponti, quien ha tomado el relevo a Agustí. Rico era el restaurador de la U de Vilaür, el restaurante del Centro Cívico. Llevaba seis años como restaurador en ese proyecto, con una buena clientela y muy buena fama, pero se cansó de las limitaciones propias de un Centro Cívico, de no poder abrir los fines de semana, los horarios... Así pues, cuando el anterior propietario de La Bassa anunció su intención de dejarlo, Rico aprovechó la oportunidad sin ni pensarlo dos veces. 

Desde que se puso al frente del restaurante, sin embargo, le ha dado un par de vueltas y ha hecho unos cuantos cambios. Ahora, en La Bassa se ha instalado una barra de copas para un after beach o un cóctel a media tarde. La filosofía es abrir el espacio no solo al pueblo sino a sus alrededores, porque en la zona no hay demasiados sitios donde tomar una cerveza o copa. Al frente del diseño de los cócteles se encuentran Damià Mulà, asesor en cócteles de autor, y Alicia Chamorro, bartender oficial. La oferta es variadísima: desde cócteles clásicos y de aperitivo, hasta nuevas creaciones de autor. «El objetivo es prolongar un poco la cena, que la gente se quede a tomar una cerveza tranquilamente, disfrutando del lugar», explica Rico. 

Deliciosas influencias gastronómicas 

El otro gran cambio que le ha dado a La Bassa este barcelonés de nacimiento, pero ampurdanés de adopción se encuentra en la cocina. Él había sido restaurador en L'Ametlla de Mar y en Vilaür, pero en esta ocasión, ha decidido apostar por su gran amiga Meme, venezolana de padres libaneses, con una gran formación culinaria e influencias gastronómicas extraordinarias. Los dos han diseñado una carta atrevida, muy sabrosa, con productos de proximidad y pensada para compartir. 

Uno de los platos estrella de La Bassa es el ceviche con tres cítricos, una creación que recibe constantes felicitaciones y que se prepara con pescado de mercado. En La Bassa también se puede comer un magnífico bacalao à Brás. Rico explica que él es un gran fan de este plato típico portugués: una especie de revuelto con un puntito de ajo, cebolla confitada, patatas paja y huevo. «Es mi gran apuesta -explica Rico- y hay clientes que viene solo a comer el bacalao à Brás. ¡Tiene mucho éxito!». Otro de los platos sensacionales es el kibbe, un steak tartar al estilo libanés. Ensalada de burrata («tenemos una burrata extraordinaria»); un tataki de atún con verduras; buñuelos de bacalao con chutney de tomate, o un baba ganush (humus de berenjena) son algunos de los platos más solicitados, junto con propuestas de toda la vida en las que el producto de proximidad es el protagonista: anchoas de L’Escala, jamón ibérico con pan de Camallera, mejillones al vapor o el chuletón de ternera de Girona. 

Tataki de atún La Bassa

De postre, requesón de drap (típico del Empordà), lemon pie, trufas o helados. «Todo lo preparamos aquí; todo está pensado y cocinado en La Bassa», afirma Rico. 

El horario de apertura es a partir de las 18 horas. Al mediodía quizás hace demasiado calor, pero por las noches la temperatura es muy agradable, igual que todo el personal, que te recibe con una cálida bienvenida. «Somos un restaurante familiar, con talante ampurdanés: lo más bonito de este trabajo son las relaciones humanas, hablar con la gente, hacer que se sienta a gusto y haga una buena sobremesa...» Realmente, La Bassa es un lugar que te invita a quedarte.
 

Fotos: Martí Artalejo.

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