El Cherro

El Cherro, pecado capital
El Cherro
El Cherro
26 Marzo, 2021
Pachi Larrosa
Una espléndida barra de tapas tradicionales murcianas, un extenso surtido de embutidos caseros, elaborados en un obrador propio, y una insólita variedad de platos de carne a la brasa son los vértices del triángulo virtuoso que han convertido al restaurante El Cherro en uno de los pilares de la gastronomía de la región de Murcia. Un cherro es un ternero joven, según un localismo que aún se utiliza en Murcia, Alicante y parte de Andalucía. Y aquí, la coherencia entre el nombre del restaurante, sus orígenes y el contenido de su carta es absoluta.

El establecimiento lo fundó Pepe ‘El Cherro’, llamado así porque comerciaba con ganado vacuno y montó, allá por 1939 una venta que era a la vez taberna donde se daba vino y comidas y tienda. Tras dos generaciones -el hijo de Pepe, el fundador, Francisco López, Paco, falleció recientemente- es su hija, María del Carmen, la que lleva adelante el negocio. “La relación de mi padre con el restaurante era muy especial -precisa-; recuerdo su habilidad con el cuchillo ante los embutidos o el jamón, con unos cortes que ninguno hemos podido reproducir. O su cariño por el aspecto del restaurante: cuidaba hasta los últimos detalles de la decoración”. Hoy el Cherro recuerda esa abigarrada decoración de los restaurantes de siempre, repletos de recuerdos, fotografías, jamones y cestas colgando, espléndidos bodegones de frutas…Pero la venta de antaño se ha convertido un bonito establecimiento de estilo rústico elegante, repleto de maderas oscuras y con una cocina que ocupa el espacio central a la vista de los clientes que ocupen cualquiera de los dos salones. Pero antes, en la barra, uno de los vértices de ese triángulo: un espacio que es como un recorrido por la gastronomía de honda raíz murciana y huertana.

El visitante foráneo se sorprenderá de las habas frescas con su vaina plantadas tal cual sobre la mesa, de las ensaladas (el tomate ‘partío’ con bonito en salazón, el mojete o la ensalada de pimientos asados); de los revueltos, como el zarangollo o el de ajetes tiernos; de las marineras y de una ensaladilla rusa muy apreciada por la clientela; de los pistos o la sangre frita (Arturo Pérez Reverte busca desesperadamente este plato cuando visita Murcia; pues bien, aquí lo puede encontrar); de los sesos y así hasta completar una lista pantagruélica.

María del Carmen añade a este auténtico catálogo etnogastronómico: “nuestros guisos diarios son muy apreciados por los clientes. Hacemos potaje de acelgas, estofado de rabo de ternera (menos mal, alguien que no nos vende toro por vaca), mondongo, olla de cerdo, caldo con pelotas… Nuestros clientes aprecian mucho la olla de cerdo que hacemos”, y sin solución de continuidad pasamos al capítulo de embutidos, donde “destaca el chiquillo, que elaboramos nosotros mismos”. El chiquillo es un embutido tradicional murciano a base de capas concéntricas de piel de cerdo condimentadas con orégano, pimienta negra, clavo y canela. Pues eso: un auténtico pecado.

Pero cuando las fuerzas del comensal ya flaquean y su capacidad de tomar decisiones es desarbolada es cuando llega al capítulo de las carnes, casi todas a las brasas de encina, aunque la reina de esta fiesta es la paletilla de cabrito. Pero incluso el conejo o los riñones los hacen sobre los rescoldos de un buen fuego. Si buscan pescado, aquí no lo van a encontrar. María del Carmen recuerda un mantra: “Mi padre siempre me decía : ‘Hija, sota, caballo y rey; no te metas en lo que no sabes hacer; si sabes hacer algo, intenta ser la mejor haciendo eso”. Y ahí vamos con un despliegue cárnico espectacular: solomillos, entrecots, chuletones de a kilo, escalopes, conejo al ajo cabañil, con verduras a la plancha, frito con tomate o a la brasa, hígado de cordero, chuletillas de cordero o cabrito, lomos y escalopes de cerdo… una orgía proteínica irresistible por variedad, calidad y cantidad. El paraíso de quien siga la dieta paleolítica, vamos. Los postres son otra muestra de la cocina tradicional murciana: natillas, pan de Calatrava, arroz con leche –“el rey”-, tarta de la abuela, tocino de cielo… como para echarse una siesta.

Cherro

El Cherro son más de 80 años dando de comer a la murciana. Para María del Carmen, el secreto de su éxito es “nuestra cercanía con el cliente; para nosotros son como de la familia y nuestro mayor deseo es que se sientan como en casa”. Clientes, por cierto, anónimos pero otros muy conocidos. Por estas recias mesas de madera han pasado toreros desde Manolete, nada menos, a Pepín Liria, Rafaelillo, Padilla y Ortega Cano; cantantes como Rocío Dúrcal y Rocío Jurado, tenistas como Nico almagro y hasta alguna actriz de telenovelas (¿se acuerdan de ‘Cristal’?) y un astronauta: nuestro actual ministro de Ciencia, Pedro Duque. La nieta de pepe el Cherro recuerda una máxima mantenida a través de tres generaciones: “Nosotros luchamos por nuestros clientes”. El recordado Paco López sonreiría al oír esto.

Av. Miguel de Cervantes
Murcia Murcia
España

968 29 74 69

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