10 recetas para quedar bien... ¡con un kilo de mejillones!

10 recetas para quedar bien... ¡con un kilo de mejillones!
10 recetas para quedar bien... ¡con un kilo de mejillones!
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De los mejillones se ha hablado mucho porque es uno de los mariscos que consumimos de antiguo y lo cierto es que no pasan de moda, no hay bar que no los ofrezca, es una tapa recurrente, sobre todo en las poblaciones marineras, pero también en el interior.

Su éxito se debe seguramente a que son fáciles de cultivar y, por lo tanto, su precio es asequible, tienen un potente sabor a mar, aportan una cantidad de nutrientes notable (proteínas, minerales, vitaminas ...) y, además, se pueden cocinar sin grasas, por lo que son ideales incluso para hacer dieta.

Pero para nosotros, por el tema que tratamos hoy, tienen todavía otro aliciente: son fáciles de cocinar y versátiles, de manera que un kilo de mejillones nos puede hacer quedar muy bien con los de casa o con invitados, y nos permitirá salir del apuro con poco trabajo en caso de un compromiso inesperado.

¿Qué mejillones elegir? En el mercado encontramos sobre todo mejillones de cultivo, el 90% de los cuales provienen de Galicia, y el resto de otras zonas productoras como el Delta del Ebro. También encontramos mejillones de roca, que suelen ser más pequeños y a veces más sabrosos que los de cultivo, y también un poco más caros. Podemos utilizar cualquiera de los dos tipos para las recetas que os proponemos.

El mejillón necesita... poca cocción

Cuando hemos comprado mejillones, la primera cuestión que se plantea es cómo limpiarlos, y la respuesta dependerá de los gustos de cada uno. Hay quien quiere que la concha esté limpia y brillante y quien los pone en la olla sin hacer nada más que pasarlos bajo un chorro de agua. Según los productores, esto es suficiente, ya que los mejillones se venden siempre depurados y no hay que someterlos a un lavado en profundidad ni dejarlos en agua, porque les haría perder sabor.

Quizás lo mejor sea un punto intermedio, quitar los filamentos adheridos a las cáscaras rascando con un cuchillo o con las manos y arrancar las barbas tensándolas hacia la punta del mejillón (o cortarlas con un cuchillo, para no estropear la carne) porque son desagradables a la hora de comer, y ponerlos un momento bajo un chorro de agua.

De hecho, si no nos molestan a la vista, no debemos quitar ni las adherencia duras de las conchas, porque al fin y al cabo nos comeremos la carne, no nos dedicaremos a lamer la concha.

Lo más importante, eso sí, es descartar los ejemplares rotos, los que estén abiertos y no se cierren al presionar con los dedos, y los que, una vez cocidos, no se hayan abierto.

La mejor manera de cocinarlos es no cocinarlos demasiado. Como la mayor parte de mariscos, los mejillones no quieren mucho fuego, en este caso, justo el tiempo de abrirse. Por eso la mejor manera es abrirlos al vapor, simplemente puesto al fuego en una cazuela tapada, si los acabamos de lavar con el agua que queda en la cáscara es suficiente. Podemos añadir un poco más de agua o algún alcohol que les aporte aromas y sabor (cerveza, vino, cava o vermut), además de hierbas, especias u hojas como el laurel. Es importante ir sacando los ejemplares que se abrieron, sin esperar a que lo estén todos, y no poner muchos a la vez para que el exceso de peso no impida que se abran los de abajo.

También se pueden abrir los mejillones por tandas en una olla con agua hirviendo, sobre todo si necesitamos cantidad de caldo para el plato que tengamos pensado o si queremos guardar los mejillones, que se conservarán bien una vez fríos cubiertos con su propia agua.

Todo ello, ya veis que conlleva poco tiempo, y el resultado vale la pena.

Ah! Y no hay que tirar el jugo de la cocción, se puede guardar un par de días en la nevera y aportará sabor a mar a arroces, pastas o guisos marineros.

Recetas con mejillones

Los mejillones abiertos como hemos dicho se pueden comer tal cual salen de la olla aderezados simplemente con un poco de pimienta, están deliciosos. A partir de aquí, se pueden preparar muchas más recetas, desde añadirlos a una ensalada o comerlos con un poco de mayonesa a otras elaboraciones más complicadas.

Pero hoy nos centramos en recetas con mejillones que nos permitan afrontar un compromiso, por eso escogemos recetas con pocos ingredientes que nos ayuden a ello, a quedar bien sin mucho trabajo.

Mejillones rebozados

De Simone Ortega.- «1080 recetas de cocina»

Ingredientes: 1 kg de mejillones grandes, 1 huevo, pan rallado, aceite de freír y mayonesa.

Preparación: Limpiamos los mejillones y los cocinamos a vapor, separamos las conchas y ponemos la carne entre dos paños o papel de cocina, para secarlos.

Batimos un huevo con un poco de sal y pasamos los mejillones por el huevo y pan rallado y los freímos, cuando estén dorados los sacamos con una espumadera y los dejamos unos segundos sobre papel absorbente.

Servimos calientes pinchados con un palillo y acompañados de un tazón con mayonesa.

Mejillones a la cerveza

Ingredientes: 1 kg de mejillones, 200 ml de cerveza, 1 cebolla, aceite, pimienta y sal en escamas.

Preparación: Limpiamos los mejillones y cortamos la cebolla en juliana.

Ponemos la cebolla en una cazuela con aceite a fuego medio y la vamos removiendo hasta que se vuelva transparente, añadimos los mejillones, repartimos bien y vertemos la cerveza. Tapamos y esperamos a que se abran.

Servimos con un chorrito de aceite, un toque de pimienta y unas escamas de sal.

Crema de mejillones

Ingredientes: 1 kg de mejillones, 1/2 l de caldo de pescado, 1 cebolleta, 1 diente de ajo, 2 o 3 tomates, 1 cucharada de harina, aceite, sal y pimienta.

Preparación: Limpiamos los mejillones y los abrimos al vapor; separamos la carne de las conchas. Reservamos el jugo de la cocción.

Sofreímos la cebolla y el ajo en una sartén con un chorro de aceite, a fuego medio, y cuando empiecen a tomar color añadimos los tomates rallados, dejamos cocinar hasta que el sofrito se concentre. Echamos una cucharada de harina, dejamos que se cueza un par de minutos.

Picamos un poco los mejillones con un cuchillo y los añadimos al sofrito, reservando unos cuantos. Añadimos el agua de la cocción y el caldo, dejamos cocer unos minutos, hasta que espese. Añadimos un poco de pimienta y sal (si es necesario, porque el jugo de los mejillones es potente), trituramos, colamos y servimos con los mejillones reservados encima.

Para conseguir una crema más delicada, podemos añadir medio vaso de nata con el caldo.

Mejillones gratinados con alioli

Ingredientes: 1 kg de mejillones, vino blanco, perejil, aceite de oliva suave, ajo y sal.

Preparación: Abrimos los mejillones al vapor tal y como hemos explicado, con una hoja de laurel y un chorrito de vino blanco, los dejamos enfriar y separamos la valva vacía.

Podemos comprar alioli o prepararlo en casa poniendo en la batidora un diente de ajo, un huevo, sal y tres dedos de aceite de oliva suave. Podemos añadir un chorrito del agua de la cocción de los mejillones, para potenciar su sabor. Trituramos y reservamos. Si queremos un sabor más fuerte, ponemos dos dientes de ajo, si más suave, escaldamos antes el ajo dos o tres veces en agua hirviendo.

Napamos cada mejillón con una cucharadita de alioli y lo ponemos a gratinar un minuto o dos con el horno precalentado y el gratinador encendido.

Mejillones con romesco y mayonesa

Ingredientes: 1 kg de mejillones, mayonesa o alioli, salsa romesco o de tomate y cebollino o perejil.

Preparación: Para preparar este clásico marinero, abrimos los mejillones al vapor, a nuestro gusto. Los dejamos enfriar y rechazamos la cáscara vacía.

Ponemos las salsas en dos biberones y sobre cada mejillón dibujamos con punto de mayonesa (o alioli) y un punto de salsa romesco (que podemos sustituir por salsa de tomate).

Servimos con cebollino o perejil picado por encima.

Mejillones con verduritas y limón

Ingredientes: 1 kg de mejillones, 1 cebolleta, 1 pimiento verde, 1/2 pimiento rojo, 1 tomate, 4 pepinillos en vinagre, zumo de limón, aceite de oliva virgen extra y pimienta negra.

Preparación: Limpiamos los mejillones y los abrimos al vapor, con una hoja de laurel y un chorro de vino blanco. Dejamos enfriar y separamos la cáscara vacía.

Picamos la cebolla, los pimientos y los pepinos en dados pequeños. Pelamos el tomate, le quitamos las semillas y cortamos la carne también en daditos.

Preparamos una vinagreta con tres partes de aceite y una de jugo de limón y un poco de pimienta de molinillo. Emulsionamos la salsa y la mezclamos con las verduritas cortadas.

Ponemos una cucharadita de la mezcla sobre cada mejillón y servimos fresquitos.

Cazuela de fideos con mejillones

Ingredientes: 1 kg de mejillones, 1/2 l de caldo de pescado, 300 g de fideos medios o gruesos, 1 cebolleta, 1 pimiento verde pequeño, 1/2 pimiento rojo, 1 diente de ajo, 3 tomates maduros, aceite y sal.

Preparación: Limpiamos los mejillones y los abrimos al vapor con una hoja de laurel y un poco de agua. Dejamos enfriar y a la mitad les quitamos las dos conchas, y al resto, una. Reservamos el jugo de la cocción.

Picamos la cebolla, los pimientos y el ajo y los ponemos a pochar en una cazuela con aceite; cuando las verduras empiecen a confitar, añadimos los tomates rallados y, si no son muy carnosos, un poco de tomate concentrado. Dejamos sofreír unos minutos, hasta que el tomate haya perdido toda el agua, y añadimos los fideos.

Removemos bien durante un par o tres de minutos, para que los fideos se empapen del sofrito, y los cubrimos con el caldo de pescado y el jugo de la cocción de los mejillones.

Dejamos cocer el tiempo que necesiten los fideos, añadimos caldo si es necesario, probamos de sal y, un par de minutos antes de terminar la cocción, añadir los mejillones limpios, los mezclamos con los fideos y ponemos el resto, con la cáscara, por encima.

Una opción más rápida consiste en freír los fideos a la cazuela, añadir un sofrito de conserva, cubrir con el caldo y añadir los mejillones cinco minutos antes de que acabe la cocción de los fideos, para que se abran en la misma cazuela.

Mejillones con mantequilla de ajo y perejil

Ingredientes: 1 kg de mejillones, vino blanco, hierbas aromáticas, 125 g de mantequilla, 2 ajos pequeños y perejil.

Preparación: Limpiamos los mejillones y los abrimos en una cazuela con vino blanco y hierbas aromáticas. Dejamos enfriar y separamos la cáscara vacía.

Picamos muy pequeños los ajos y un buen puñado de perejil y mezclamos todo con la mantequilla, que habremos dejado dos horas antes fuera de la nevera.

Ponemos los mejillones en una bandeja y por encima de cada uno, con una espátula, esparcimos la mantequilla de hierbas. Los ponemos dos o tres minutos en el horno para que se derrita la mantequilla y servimos bien calientes.

Esta preparación es similar a como se preparamos en Francia los escargots (caracoles).

Mejillones con salsa de tomate picante

Ingredientes: 1 kg de mejillones, salsa de tomate casera, pimentón picante, guindillas de cayena, medio vaso de vino blanco, laurel y hierbas frescas.

Preparación: Limpiamos los mejillones y los abrimos al vapor con el vino y el laurel. Les quitamos la concha vacía y reservamos el jugo de la cocción.

En una cazuela ancha ponemos la sala de tomate, que cubra la base, la acercamos al fuego y echamos medio vasito del jugo de la cocción y un poco más de vino blanco, el pimentón y 1 o 2 guindillas, o más, si los queremos muy picantes. Dejamos hervir para que reduzca un poco la salsa y añadimos los mejillones, tapamos y dejamos a fuego bajo un par de minutos para que cojan el sabor de la salsa.

Servimos calientes con perejil, cilantro o cebollino picado por encima.

Mejillones a la brasa

Ingredientes: 1 kg de mejillones, romero, aceite, ajo y perejil.

Preparación: Elaboramos un aceite de ajo y perejil poniendo en el vaso de la batidora 1 diente de ajo, un manojo de perejil y 3 o 4 dedos de aceite de oliva suave. Trituramos.

Preparamos las brasas y cuando están a punto echamos unas cuantas ramas de romero, que aromatizaran los mejillones. Los repartimos sobre la parrilla y la ponemos sobre las brasas, a unos 15 o 20 centímetros. Tardarán unos cinco minutos en abrirse, los vamos sacando a medida que se abran.

Servimos con un toque de pimienta y regados con el aceite de ajo y perejil, o simplemente con un toque de limón o una vinagreta.