Versalles

Versalles, centenario refugio de ocio de Barcelona
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24 Febrero, 2015
Anna Tomàs

Aún quedan locales en Barcelona de los que pueden ser catalogados como “históricos”, aquellos que han sabido desafiar el paso del tiempo convirtiéndose en espejos de la sociedad del momento y en referentes de la memoria colectiva. Es el caso del Versalles, mucho más que un bar en Sant Andreu: un punto de encuentro de hasta cinco generaciones que han vivido momentos de ocio pero también de trascendencia política y social a lo largo de sus 100 años de trayectoria.

Situado en los bajos de un edificio modernista llamado Can Vidal que se construyó en 1907, la primera referencia histórica de este bar la encontramos en 1915, según el historiador Pau Vinyes. Era de un anuncio en el programa de la Fiesta Mayor de Sant Andreu de Palomar en el que se destacaban las buenas comidas y banquetes del Bar Petit Versailles, así como el hecho de que abría durante toda la noche. El nombre era una clara referencia a su estética afrancesada. Durante la guerra, el local fue colectivizado y el sótano que se utilizaba como almacén sirvió de refugio a los vecinos durante los bombardeos aéreos que asolaron la ciudad el 1938.

El Bar Versalles el año 1928. Foto de Lluís Batlle.

Tras el conflicto bélico, la castellanización de todos los nombres impuesta por el franquismo obligó a rebautizar el bar como Versalles, nombre que se ha mantenido hasta hoy. El local se convirtió en un oasis de recreo donde disfrutar del fútbol y las conversaciones, cosa limitada a los hombres hasta los años 50, cuando finalmente se permitió el acceso a las mujeres. Eso sí, tenían que ir acompañadas por los maridos y no fue hasta la década posterior cuando las más atrevidas empezaron a ir solas.

En los 70, convivían los inspectores de policía, los curas “progres” y los jóvenes opositores al régimen en un ligero equilibrio que se rompió la noche del funeral por la muerte de Salvador Puig Antich, celebrado en la parroquia de Sant Andreu de Palomar, cuando los agentes armados entraron pidiendo la documentación a los clientes.

Gracias a la familia Heredero, pero sobre todo a Pere Heredero, el Bar Versalles ha sido y es una institución viva en Sant Andreu de Palomar, a pesar del cambio de titulares. Pere Heredero sudó lo suyo para dignificar un establecimiento que ha vivido situaciones de todos los colores, donde ha sabido lucir la elegancia de ser un local donde no hay clientes, sino amigos. Actualmente, Pere Riera y Albert Ballesta son sus nuevos propietarios y, conocedores de la historia del local, han iniciado con muy buen pie la nueva trayectoria del Versalles.

Delante de una efeméride como la de cumplir 100 años, hemos preguntado a Pere Heredero cómo se siente, qué supone para él el oficio de tabernero y qué piensa sobre la consecución de celebrar un siglo de vida de un local: "Me parece que mi soltería se debe en parte a la entrega a este bar. A estas cuatro paredes les encontré algo... el Versalles fue un bar de pueblo y todavía conserva ese encanto. También influye la figura del tabernero, que ha de tener una paciencia enorme, porque al fin y al cabo es un servidor del pueblo. Mi padre siempre decía: 'Trabajarás cuando los demás se lo pasen bien'. Pero sí que ha merecido la pena”.

En las últimas décadas, el Versalles ha visto pasar nombres ilustres de la política y la cultura catalana y la clientela habitual se ha diversificado de tal modo que actualmente conviven abuelos, padres e hijos. Después de un pequeño paréntesis en que el bar estuvo cerrado, su reapertura ha traído un nuevo impulso y, además de ofrecer una cocina de mercado de calidad, donde podemos disfrutar del legendario sándwich Versalles de sus inicios, también se puede continuar la fiesta en la Sala Versalles, que ocupa el antiguo espacio del almacén que sirvió de refugio.

Esta Sala es un espacio cálido e íntimo, que acoge diferentes actividades tanto los días laborables como los fines de semana. Destaca la programación de Jazz y Jam Sessions de los jueves, coordinadas por la escuela Taller de Músics, así como clases de salsa y zumba los lunes y una fiesta de ritmos latinos un domingo al mes. También se hacen conciertos esporádicos los fines de semana, presentaciones de libros y otras actividades culturales e incluso fiestas particulares. Un lugar polivalente abierto a todo el mundo que tenga una inquietud cultural o quiera disfrutar del ocio en Sant Andreu.

El Versalles es un lugar con muchas facetas. Además de ir a disfrutar de una buena caña y charlar tranquilamente, también podemos saborear su cocina, con un amplio surtido de bocadillos, entre los que destacan los emblemáticos “Versalles” y “Versalles Club”, platos combinados, buenas y variadas tapas y una serie de menús –diario, de fin de semana, joven, lunch, premium...–.

Los días de fútbol, retransmisiones de los partidos en la pantalla gigante y, en la Sala Versalles, conciertos, talleres de música, exposiciones, subastas de arte y todo aquello que la pueda consolidar todavía más como un lugar en el que disfrutar de las noches de una manera lúdica, original y diferente.

Tras un siglo de existencia, el Versalles sigue con la vocación de buen servicio que lo ha caracterizado desde sus inicios, pero renovándose a diario para continuar siendo la memoria viva del barrio de Sant Andreu: desde el primer café del día hasta el último baile de la noche. En palabras de los trabajadores y la dirección de este pirotécnico establecimiento: “Gracias a todos y todas las personas maravillosas que han estado a nuestro lado (…). Gracias por ayudarnos y enseñarnos a escuchar la memoria de vuestro pueblo a través de esta pequeña historia que es vuestro Bar, el Versalles!”.

C. Gran de Sant Andreu, 255
08030 Barcelona Barcelona
España

931 794 907
De lunes a domingo de 12 a 14 h y de 19 a 22 h

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