La Atrevida

La Atrevida, el encuentro entre buen producto y un cocinero de categoría
La Atrevida
La Atrevida
20 Febrero, 2017
Carlos Maribona
Un producto de temporada bien seleccionado y la asesoría de Óscar Velasco, cocinero con dos estrellas Michelin, son los pilares de este nuevo restaurante madrileño.

La Atrevida es un restaurante que surge de la colaboración entre uno de los mejores cocineros que ejercen en Madrid, Óscar Velasco, con dos estrellas Michelin en Santceloni, y el empresario Vicente Lorente, cabeza visible del grupo La Colección de Gastronomía del que el chef segoviano es socio y director gastronómico. Ambos colaboran ya en otro restaurante madrileño, Meating, donde la alianza ha funcionado muy bien a partir de una línea muy clara: la búsqueda del mejor producto de temporada, de una materia prima de la máxima calidad que Lorente busca incansablemente entre pequeños productores, principalmente del Norte de España.

Esa misma fórmula, aunque con una carta diferente y platos más elaborados, es la que ahora encontramos en este nuevo La Atrevida. El encuentro entre el producto bien seleccionado y un cocinero de categoría da muy buenos resultados. Velasco y Lorente han trabajado durante varios meses para elaborar una propuesta atractiva que se ciñe mucho a la estacionalidad.

La Atrevida está en un hotel, concretamente en el NH Lagasca, pero no es un restaurante de hotel. Tiene entrada propia desde la calle y la gestión es absolutamente independiente de la cadena hostelera. La situación es muy buena ya que está en el corazón del barrio de Salamanca, junto a la llamada Milla de Oro madrileña.

Nada más entrar encontramos una barra abierta todo el día y en la que se ofrecen tapas y raciones de buen nivel, desde una notable tortilla de patata con cebolla hasta ensaladilla rusa (rica, pero a la que le sobra un toque de ajo picado por encima), pasando por unas croquetas de jamón "de la abuela" bien cremosas. También una cuidada selección de embutidos y una serie de latas de conservas de primeras marcas que se sirven "tuneadas", como las sardinillas en coca de hojaldre o unos fallidos berberechos con ensalada de cebolla al horno, combinación que no funciona. Casi todas estas tapas y raciones se sirven también en el comedor.

Comedor al que se accede tras pasar la barra. Bastante amplio, decorado sin estridencias. Allí se ofrece una carta de platos bien pensados y elaborados, en los que se nota la mano del cocinero segoviano. Está muy lograda la terrina de ternera y foie gras con pistachos crujientes, de corte clásico. Buenos los ravioli rellenos de mejillones al Jerez, de sabor intenso, aunque la masa, demasiado basta, necesita una revisión.

Estupenda la reconfortante sopa de jarrete de ternera con fideos chinos. La carne del jarrete deshebrada, acompañada con verduras picadas en un sobresaliente caldo con ligero punto agridulce. Muy recomendables también los callos, con morro y pata, una especialidad de Óscar Velasco, que como cocinero de formación académica se maneja perfectamente con la cocina tradicional. Nos llama la atención en la carta la raya a la plancha con salsa romescu y cebolletas, un pescado poco habitual en Madrid. Terminamos la parte salada de nuestra comida con una costilla de cerdo asada a baja temperatura con salsa barbacoa francamente buena.

Postres caseros entre los que sobresale una magnífica tarta de queso. Nada que ver con el confuso plátano al horno con galleta rota de aceituna y coco. Una extraña combinación que no acaba de encajar. Otras opciones son el brownie de chocolate Valrhona o, para los menos golosos, el sorbete de piña, albahaca y cava.

Carta de vinos a buenos precios, interesante en los tintos, con referencias poco habituales, y muy floja en la oferta de blancos. Convendría además incorporar las añadas. Como dato positivo, la posibilidad de que el cliente lleve su propia botella con un ajustado coste de descorche de 6 euros.

Lagasca, 64
28001 Madrid Madrid
España

91 348 61 88

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